Para mí, los primeros días fueron suaves, a
medida que iban pasando, se fue complicando bastante. Pero aun así no me
detuve, de hecho, ni pensaba en el
dolor, ya que casi siempre, iba acompañado de amigos, y entre que charlas o te
entretienes mirando el paisaje, poco a poco vas olvidando las molestias. Como
dije anteriormente, he aprendido a auto superarme, siempre que llegaba a un
albergue, me sentía bien conmigo mismo y me veía capaz de continuar con este
formidable viaje.
A continuación veremos el testimonio de alguna
otra persona que haya hecho este viaje, después de haberlo leído, lo
comentaremos.
María
Jesús nos cuenta un breve resumen sobre su experiencia, y me ha llamado
bastante la atención esta frase que narra la autora de este testimonio y es la
siguiente: “ahora tras 6 meses de este nuevo
caminar, no pierdo la ilusión, la sonrisa… sabiendo que el camino de la vida es
eso, seguir y no detenerse, que ante las caídas, las amarguras… Dios me hará
ver lo bueno de todo y me hará más fuerte.”
María asemeja el Camino de Santiago con la
vida, y la verdad es que al leerlo, hizo que me diese cuenta de que el Camino,
no es solo un simple trayecto y ya está, sino que se asemeja bastante con la
vida, que tiene sus cuestas arriba y sus cuestas abajo, y que una vez que
llegas a tu destino, recibes tu recompensa.
En
este maravilloso viaje he conocido a compañeros que ni siquiera conocía, he
aprendido a convivir con otras personas y a cooperar junto a ellas, y sobre todo,
he aprendido a creer en mí mismo, en que nada ni nadie podrá borrarme la
sonrisa de la cara.
Mario Del Sol 4ºA
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