Este va a ser el último crédito de este blog, después de un largo año de final de ciclo en la asignatura de ética. Después de tres largos trimestres en clase en los que hemos hecho de todo, debates, créditos, ver películas. Todo esto sobre diversos temas, tanto de actualidad como antiguos, ya sean la libertad, el machismo, el racismo, étc... Después de todo esto, del trabajo, el esfuerzo, las discusiones, al fin concluye este curso, aunque no nos vamos con las manos vacías no, ni mucho menos, nos vamos habiendo aprendido que a cualquier detalle cotidiano, hasta al más pequeño, se le puede encontrar un lado ético. Hemos aprendido también a relacionar temas de actualidad con la ética y a darnos que cuenta que, muchas cosas que hacemos a diario las cuales no les solemos dar importancia, tienen detrás una larga historia que hace que las realicemos de una manera u otra. Pero bueno, como se suele decir, este no es el final, si no el principio. A partir de ahora comenzaremos a ver las cosas algo distintas, gracias a esta asignatura que, aunque aparentemente no parezca ni la mitad de importante que las matemáticas o la lengua, tiene una gran importancia para aprender a ser mejores personas en el futuro, que es lo que este colegio pretende.
Lo que nosotros interpretamos es que quizás no sea tan malo llorar como todos creen, porque no siempre todas las lágrimas son de tristeza, también se llora de felicidad, euforia, etc. Por ello esta frase del libro representa muy bien nuestra situación, nuestra despedida. Muchos se quedaran aquí, en el colegio que nos ha visto crecer desde los tres años, pero otros muchos se irán dejando un extraña sensación de soledad. Seguramente ese último día todos juntos sea el más triste, y probablemente muchísima gente se sienta apenada por el final y no puedan contener las lágrimas, pero estará bien, pues todo tiene un final pero no necesariamente tendrá que ser un amargo final.
"¿Acabar? El viaje no acaba aquí, la Muerte es solo
otro camino que todos tenemos que tomar."
Gandalf, El Retorno del Rey.
Sin embargo nos vamos de aquí sabiendo que tuvimos los mejores compañeros, los mejores profesores, que más que profesores muchos fueron nuestros amigos y que se esforzaron lo máximo posible por enseñarnos algo más allá que complicadas ecuaciones y interminables análisis morfosintácticos. Nos llevamos algo más, algo que no todo el mundo ha aprendido y vivido y nos vamos felices por ello.
También nos vamos con miedo, miedo a lo desconocido. Un nuevo inicio, una nueva etapa y unos nuevos nosotros. Tendremos que decir a nuestras pequeñas siestas antes de estudiar, a salir cada día del fin de semana, a no estudiar para la pruebas porque no son exámenes, a quedar con nuestros amigos para ver el fútbol y celebrar toda la noche la victoria sin pensar en el día de la mañana, etc. Tendremos que decir adiós a muchas comodidades y relajaciones que hemos tenido a lo largo de toda nuestra educación y eso nos asusta. Nos asusta no saber si llegaremos a ser capaces de darlo todo todos los días, de si nuestro esfuerzo dará los resultados deseados o simplemente no ser capaces de adaptarnos a un nuevo ciclo. Y sobre todo nos asusta saber que vamos a enfrentarnos a todo esto totalmente solos.
Sin embargo nosotros nos vamos algo más tranquilos, no sabemos si aprobaremos todo con buenísima nota, si la profesora de química nos tendrá manía o no, si será más fácil de lo que pensábamos o cualquiera de otras cosas que antes hayamos pensado, pero sí sabemos que hemos aprendido algo que no se aprende en todos los colegios, que nos llevamos a personas dentro siempre con nosotros que recordaremos conforme pasen los años, nos llevamos miles de risas, miles de lágrimas, elogios y reprimendas, convivencias y peleas, pero nos llevamos todo esto como una gran familia. Porque hemos pasado juntos la mitad de nuestra vida y los lazos creados durante este tiempo son algo que ni la distancia ni el tiempo podrá romper del todo.